miércoles, 14 de noviembre de 2007

Mmmmm...

Mmmm... por qué pienso tanto??? Por qué me da por analizar las cosas, las palabras y los actos mas insignificantes??? A veces me pegunto si no sera mejor vivir "anacolutamente" (si no entiende el concepto, busque en la RAE) despreocuparse de las palabras una vez que salen de la boca y dejar que naveguen por donde se les de la gana, que golpeen a quien quieran y se escapen sin ningún tipo de control...

Sera más fácil vivir así?? Sospecho que yo nunca sería capaz de hacerlo. Mi mente está demasiado condicionada al análisis exhaustivo de cada partícula del discurso tanto propio como ajeno. Lo que en buen chileno significa que jamás sería capaz de sencillamente dejar pasar lo que dice la gente sin antes desmenuzar hasta las comas de lo que dicen... jajaja un poco obsesiva con el lenguaje??? Obvio!!! Es mi sello, mi característica. "El gato perverso ya se pego con las palabritas" dicen mis amigos... y tienen toda la razón.

Me encanta escuchar hablar a las personas. Además, no sólo me gusta escuchar lo que dicen, sino COMO lo dicen. La cadencia personal, la música que cada uno le imprime a su discurso. Las pausas, los gestos, las caras y tantas otras cosas (aquí es donde debo confesar que soy una de esas personas que habla con efectos de sonido... "le pegó PAF!!... o "era feo PUAJ" jajaja) Así es como he descubierto varias cosas acerca de las personas que me rodean. Por ejemplo,una de mis compañeras, Daisy, habla en imperativo... lo que no puede ser de otra forma, ya que toda su familia habla igual... sobre todo su papá (cosa de saludar a don Hugo por teléfono: te dan ganas de cuadrarte y hacer un saludo marcial ^^) y descubrí que alguien que conozco no es capaz de mentir sin elevar medio tono su registro al hablar. Es muy entretenido ir descubriendo esos detalles que marcan nuestras palabras y nos identifican ( o nos delatan)

Jajajaja, yo misma he salido en defensa de mi propia duda. Pero sigo preguntándome si no sera mas fácil vivir despreocupándose de los subtextos de cada discurso que se abre paso hasta nuestras orejitas. Les planteo la inquietud...